“Por la Ley de Bosques, Argentina tiene el compromiso de conservar bosques nativos. Las invasiones biológicas son una amenaza, y en las yungas (segundo ecosistema más diverso del país) el ligustro es la invasión más importante. Los bosques de ligustro más grandes están en la periferia del Gran San Miguel de Tucumán, y en la sierra de San Javier está el área invadida más importante”, destaca la bióloga Priscila Powell.
Siempreverde: el terrible alien de la yunga tucumanaLos buenos propósitos están enunciados: entre los lineamientos estratégicos que se propuso Tucumán para sus metas 2020 de los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS) de la ONU figura “velar por la conservación, el restablecimiento y el uso sostenible de los ecosistemas terrestres (...) en particular los bosques, los humedales, las montañas y las zonas áridas, en consonancia con las obligaciones contraídas en virtud de acuerdos internacionales”.
Acciones urgentes
Con el ligustro prevenir ya no es posible, pero con otras invasoras, como el kiri (Ver “Los riesgos...”), sí. Lo que queda con el siempreverde es tratar de controlar.
“Una vez que la especie se estableció, como el ligustro, erradicarla es casi imposible. Se puede intentar controlarla, seleccionando sitios en los cuales es factible realizar acciones, que tienen doble objetivo: frenar la invasión y favorecer la conservación del ecosistema yunga. Es el trabajo que haremos, por ejemplo, en el Jardín Botánico de la Reserva Experimental de Horco Molle”, explicó Powell.
Para ello seleccionarán sitios cuyas características permiten optimizar esfuerzos: “plantaremos especies nativas y cortaremos ligustros”, informó. “Pero -añadió- el trabajo debe ser colectivo: municipios y provincias tienen que encarar acciones para el control de las invasiones, que están incluidas en los 17 Objetivos de Desarrollo Sustentable de Naciones Unidas”, agregó.
Los riesgos del Kiri: un árbol de oriente altamente invasivo
Nuestra yunga necesita acciones concretas, pero no cualesquiera. “Las acciones que se pueden tomar varían según la etapa en la que se encuentra el proceso de invasión. Lo ideal (porque es una acción de mayor éxito y menor costo) es prevenir, es decir, impedir la introducción de especies invasoras”, advierte la bióloga Priscila Powell. Y agrega que un buen ejemplo de este tipo de acción es la necesaria respecto del kiri.
“Es un árbol, también de Oriente, que ya ha causado invasiones masivas en otras partes del mundo”. El kiri se ha hecho muy popular por ser capaz de crecer en suelos infértiles y absorber mucho más dióxido de carbono que cualquier otra planta, al punto de que muchas veces se lo llama “salvador del mundo”. “Pero es una bomba de tiempo -advierte la experta- crece muy rápido, produce miles de semillas que dispersa el viento, sus ramas dan origen a nuevos árboles y rebrota con fuerza después de un incendio... Sería muy importante que se impida su plantación en Tucumán”.